Si le preguntaran ¿qué tienen en común
personajes famosos tan dispares como Marcel Proust, Glenn Gloud, Howard Hughes,
Adolf Hitler o Tennessee Williams sabría contestar?
La RAE define
la hipocondría como aquella afección
caracterizada por una gran sensibilidad del sistema nervioso con tristeza
habitual y preocupación constante y
angustiosa por la salud y de acuerdo con el Manual Merck de
medicina, un hipocondriaco es una persona
que refiere síntomas físicos y está especialmente preocupada porque cree
firmemente que corresponden a una enfermedad grave.
La persona que sufre de hipocondría,
por tanto, siente de manera habitual dolencias corporales, refiere síntomas exagerados
– a veces imaginarios o irreales – y molestias en su salud, que de conformidad
a su autovaloración son causados por enfermedades graves o muy graves.
Normalmente, el hipocondríaco realiza
sus propios diagnósticos – sin consultar con los profesionales de la salud – y
caso de consultarlos ya tiene definida, por sí mismo, su propia patología.
El uso generalizado de internet, para casitodo, ha supuesto una fuente de
información al alcance de la mayoría de la población y el ciberespacio aloja,
entre sus millones y millones de páginas, centenares de foros, opiniones,
artículos…donde se recogen miles de síntomas y enfermedades diferentes, y no
siempre estas webs se respaldan en una base científica.
Pueden hacer la prueba. Es sencillo.
Introduzcan en su buscador, por ejemplo: dolor de cabeza. Únicamente con estas tres palabras,
aproximadamente 11.900.000 resultados.
Es probable que su dolor de cabeza se corresponda con una
simple cefalea, pero en las páginas que podrá consultar, entre las causas principales
del dolor de cabeza se encuentran: cáncer primario del cerebro; cáncer de la médula
espinal; tumores de hipófisis; cáncer nasofaríngeo; algunas formas de linfomas;
cáncer que se ha diseminado al cerebro...patologías todas ellas, que alimentan
la hipocondría del hipocondriaco, como su propia causa del dolor.
Así, y de este modo
nacen los que a la fecha de hoy se pueden considerar como los hipocondriacos
modernos o cibercondriacos.
La cibercondría –término todavía no
registrado en la RAE – se puede definir como aquel comportamiento derivado de
la búsqueda de patologías y síntomas por internet, comparando sus dolencias con las que se detallan en la
red, confiando plenamente en la información, e incluso, a menudo, llegando a
autodiagnosticarse digitalmente.
Las
consultas por internet, no deberían sustituir la relación médico-paciente, y la
población debe ser consciente de ello, ya que son los médicos los principales
profesionales que en su consulta pueden llevar a cabo los exámenes de salud necesarios
y correspondientes al caso concreto y determinar así, si realmente se sufre de
alguna patología.
Del mismo modo, antes
de consultar sobre el uso de
medicamentos en la red, es conveniente en primera instancia acudir al médico
o farmacéutico y, caso de hacerlo, acceder a la información disponible en las
páginas oficiales de las distintas compañías farmacéuticas de los productos, ya
que son las vías para acceder a la información más precisa y veraz.
El año pasado, la Fundación Salud 2000 presentó – en
colaboración con la Asociación de Usuarios de la Comunicación – un informe
sobre La participación de los ciudadanos en el cuidado de la salud.
De él, entre muchos otros aspectos se desprende que los médicos son la fuente
de información en temas de salud percibida como más fiable por los ciudadanos, aunque
el estudio pone también de relieve la importancia de otras fuentes
complementarias y entre la población paciente, adquiere en una relevancia
comparativamente mayor, los otros pacientes con los que compartir experiencias e
información e internet como fuente
emergente.
El informe completo se encuentra accesible a través del
siguiente enlace:
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