miércoles, 20 de mayo de 2015

La importancia de motivar a los jóvenes para que investiguen

Randy Schekman, – biólogo celular e investigador científico estadounidense – junto a James E. Rothman y Thomas C. Südhof  fue premiado con el Nobel en Medicina 2013 por sus estudios sobre el funcionamiento del tráfico en la vesícula celular


Con ocasión de la entrega de los prestigiosos premios Rey Jaime I, de los que Schekman fue jurado en su última edición, visitó España, y el periódico El País, en fecha 2 de junio de 2014, publicó una noticia en la que el científico defendía la importancia de invertir en investigación.

Reproducimos parte de la noticia publicada:

Para Schekman, invertir en recursos públicos para proteger la salud de las personas "es necesario y un deber", y lo mismo ocurre, en su opinión, con la educación, y ha denunciado que los recortes que se están llevando a cabo en Estado Unidos están provocando que los jóvenes no se dediquen a la investigación.
Los estudiantes, ha dicho, no ven incentivo en la investigación porque no hay dinero, con lo que se está "cortando una generación de investigadores" cuyos trabajos "podrían ser fructíferos".
Otro de los problemas con los que se encuentran los científicos, según este biólogo molecular, es la exigencia, por parte de gobiernos y empresas, de que las investigaciones que desarrollan tengan aplicaciones prácticas.
Esto "pone coto a las investigaciones científicas" y "recorta la curiosidad", ha asegurado Schekman, para quien los gobiernos deberían "motivar a los estudiantes para que dirijan sus investigaciones hacía el conocimiento básico", y las empresas privadas "deberían explotarlo para su beneficio".
Randy Schekman también ha animado a los jóvenes investigadores a "cambiar su punto de vista" y publicar en revistas que promueven el "open data" (la publicación en abierto), como la suya, en lugar de hacerlo en las grandes revistas científicas de fama internacional.
La Fundación Salud 2000 ha apostado por la ciencia, de manera ininterrumpida a lo largo de 24 años, a fin de impulsar la investigación científica de calidad.

Con más de 100 proyectos financiados y más de nueve millones de euros invertidos en ciencia se trata de apoyar tanto a investigadores con una carrera científica consolidada como a aquellos más jóvenes que están empezando a emprender su vida investigadora.

Por ello, este año, el acto de entrega de las Ayudas Merck Serono de Investigación - que tiene lugar el día 11 de junio en la Real Academia de Medicina de Madrid - pretende ser un reconocimiento a todas aquellas personas que trabajan en todos los laboratorios de España, en búsqueda de mejores tratamientos para las enfermedades. Ellos son parte importante para el futuro de nuestro país.

Parafraseando a un reconocido fisiólogo e investigador Húngaro, el Dr. Albert Szent-Györgyi de Nagyrápolt – que descubrió en 1927 la Vitamina C y fue Premio Nobel de Medicina en 1937 – finalizamos diciendo que:


La investigación se compone de cuatro cosas: el cerebro con el que se piensa, los ojos, las máquinas para medir y, en cuarto lugar, el dinero.

miércoles, 6 de mayo de 2015

De la Hipocondría a la Cibercondría

Si le preguntaran ¿qué tienen en común personajes famosos tan dispares como Marcel Proust, Glenn Gloud, Howard Hughes, Adolf Hitler o Tennessee Williams sabría contestar?

La respuesta es una: todos ellos eran hipocondríacos.

La RAE define la hipocondría como aquella afección caracterizada por una gran sensibilidad del sistema nervioso con tristeza habitual y preocupación constante y angustiosa por la salud y de acuerdo con el Manual Merck de medicina, un hipocondriaco es una persona que refiere síntomas físicos y está especialmente preocupada porque cree firmemente que corresponden a una enfermedad grave.

La persona que sufre de hipocondría, por tanto, siente de manera habitual dolencias corporales, refiere síntomas exagerados – a veces imaginarios o irreales – y molestias en su salud, que de conformidad a su autovaloración son causados por enfermedades graves o muy graves.

Normalmente, el hipocondríaco realiza sus propios diagnósticos – sin consultar con los profesionales de la salud – y caso de consultarlos ya tiene definida, por sí mismo, su propia patología.

El uso generalizado de internet, para casitodo, ha supuesto una fuente de información al alcance de la mayoría de la población y el ciberespacio aloja, entre sus millones y millones de páginas, centenares de foros, opiniones, artículos…donde se recogen miles de síntomas y enfermedades diferentes, y no siempre estas webs se respaldan en una base científica.

Pueden hacer la prueba. Es sencillo. Introduzcan en su buscador, por ejemplo: dolor de cabeza. Únicamente con estas tres palabras, aproximadamente 11.900.000 resultados.

Es probable que su dolor de cabeza se corresponda con una simple cefalea, pero en las páginas que podrá consultar, entre las causas principales del dolor de cabeza se encuentran: cáncer primario del cerebro; cáncer de la médula espinal; tumores de hipófisis; cáncer nasofaríngeo; algunas formas de linfomas; cáncer que se ha diseminado al cerebro...patologías todas ellas, que alimentan la hipocondría del hipocondriaco, como su propia causa del dolor.

Así, y de este modo nacen los que a la fecha de hoy se pueden considerar como los hipocondriacos modernos o cibercondriacos.

La cibercondría –término todavía no registrado en la RAE – se puede definir como aquel comportamiento derivado de la búsqueda de patologías y síntomas por internet, comparando sus dolencias con las que se detallan en la red, confiando plenamente en la información, e incluso, a menudo, llegando a autodiagnosticarse digitalmente.

Las consultas por internet, no deberían sustituir la relación médico-paciente, y la población debe ser consciente de ello, ya que son los médicos los principales profesionales que en su consulta pueden llevar a cabo los exámenes de salud necesarios y correspondientes al caso concreto y determinar así, si realmente se sufre de alguna patología.

Del mismo modo, antes de consultar sobre el uso de medicamentos en la red, es conveniente en primera instancia acudir al médico o farmacéutico y, caso de hacerlo, acceder a la información disponible en las páginas oficiales de las distintas compañías farmacéuticas de los productos, ya que son las vías para acceder a la información más precisa y veraz.

El año pasado, la Fundación Salud 2000 presentó – en colaboración con la Asociación de Usuarios de la Comunicación – un informe sobre La participación de los ciudadanos en el cuidado de la salud. De él, entre muchos otros aspectos se desprende que los médicos son la fuente de información en temas de salud percibida como más fiable por los ciudadanos, aunque el estudio pone también de relieve la importancia de otras fuentes complementarias y entre la población paciente, adquiere en una relevancia comparativamente mayor, los otros pacientes con los que compartir experiencias e información e internet como fuente emergente.

El informe completo se encuentra accesible a través del siguiente enlace: