A principios del mes de Febrero de 2015, el diario El Pais
publicaba bajo el titular Cinco verdades sobre la “mala suerte” de
sufrir cáncer, la polémica nacida a raíz de un estudio llevado a cabo por
especialistas del Centro Oncológico Kimmel de la Universidad estadounidense
Johns Hopkins dirigidos por Bert Vogelstein y Cristian Tomasetti, publicado en
la revista Science, y difundido por
la prensa nacional e internacional en fecha 1 de enero de 2015.
A raíz de la presentación de este estudio, que analizaba 31 tipos
de cáncer distintos, se publicó que algún tipo de cáncer se atribuye a la mala
suerte del paciente. Esta afirmación originó una gran polémica entre la
Comunidad Científica, y se terminó por culpar a los medios de haber explicado
mal los resultados.
El trabajo sencillamente, en opinión de Óscar Fernández-Capetillo líder del grupo de Inestabilidad
Genómica del CNIO*, pone en números algo que ya se conoce y que es de sentido
común: cuantas más veces se divide una célula, más probable es que acabe
mutando y dando origen a un tumor y lo que hace el estudio, es buscar el por qué de que algunos tipos de tumores
sean más frecuentes que otros.
Si tratamos la frecuencia de las enfermedades oncológicas, entre
todos los tipos de cáncer que existen en el mundo, el tercero más común, con una incidencia de más de 1,36 millones de
nuevos casos al año – a nivel mundial - es el cáncer colorrectal, que es aquél que
encuentra su origen en el colon o el recto.
Cuando el cáncer se propaga hacía otras zonas, y esto es más
probable que suceda si se encuentra en una etapa avanzada cuando es
diagnosticado por primera vez, se llama metástasis.
A los pacientes que sufren
cáncer colorrectal metastásico y a fin de detectar posibles mutaciones –
principalmente del gen K-Ras – es frecuente que se les realice una biopsia.
Una biopsia, es una prueba diagnóstica invasiva que tarda varios
días en arrojar resultados, y en función de estos resultados se da la
posibilidad de optar por el tratamiento más apropiado al paciente, en lo que ya
se llama, medicina personalizada.
El pasado viernes, día 20 de febrero en el hospital Vall D’Hebron
de Barcelona, se presentó a nivel mundial, un
avance revolucionario en Medicina de Precisión – que es aquella que se
ajusta a los datos genéticos de los pacientes -: La puesta a disposición del test RAS mediante biopsia líquida para los
pacientes de cáncer colorrectal metastásico. Esta técnica, conocida como
test de los biomarcadores en sangre, es un método rápido y simplificado para
determinar el estado de la mutación RAS (KRAS y NRAS) en pacientes con cáncer colorrectal,
ya que se requiere una sola extracción
de sangre, en lugar de una biopsia de tejido o un procedimiento quirúrgico.
En palabras del Doctor Josep Tabernero, director del Instituto de
Oncología de la Vall D’Hebron de Barcelona: “Esta
innovación es un punto de inflexión que revolucionará el diagnóstico y va a
permitir avanzar hacía un tratamiento más personalizado”.
A fecha de hoy, la biopsia líquida está siendo usada para
investigación, pero se espera que el test de biomarcadores RAS mediante biopsia
líquida reciba la aprobación de Conformidad Europea (marcado CE) en los
próximos meses, y de esta forma se haga accesible a una población más amplia de
pacientes con cáncer colorrectal metastásico.
Los avances en este sentido, son fundamentales. Tratando de
sintetizar la importancia de apostar por la investigación oncológica podemos
remitirnos a unas sencillas palabras del profesor Carlos López-Otín,
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Oviedo
director del grupo del Instituto de Oncología y Patrono de la Fundación Salud
2000 que, entre muchos otros logros descubrió 60 nuevos genes humanos
codificantes de proteínas asociados a enfermedades como el cáncer:
“Todos somos vulnerables
al cáncer”.
Muchos medios de comunicación se hicieron eco de tan importante
avance. Para aquellos que deseen profundizar en el tema facilitamos varios
enlaces donde podrán encontrar más información.
*Sufrir un cáncer es
siempre cuestión de suerte http://elpais.com/elpais/2015/01/30/ciencia/1422644604_516288.html
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