Jigme Senge Wangchuk
fue el cuarto rey, de la dinastía actual, de un pequeño país situado al sur de
Asia en la cordillera del Himalaya, llamado Bután, que en la década de los 70
instauró el índice de *Felicidad Nacional
Bruta cuyo fin no era otro que el de incrementar la felicidad de sus
ciudadanos.
El
psiquíatra doctor Fiedman, del New York
Presbyterian-Weill Cornell Hospital señala que la felicidad
es “difícil de medir, pero fácil de reconocer”, y es que si algo tenemos en común todos los seres humanos es el deseo
de ser felices.
Estudios científicos aseguran
que la felicidad, entre muchas otras
ventajas, mejora la salud y alarga la vida;
una perspectiva vital positiva - combinación de bienestar físico y emocional - se relaciona
con la longevidad y las personas que tienen una mentalidad optimista, tienden a
involucrase en hábitos de vida
saludables, ya que los perciben como muy beneficiosos. Además, existen
estudios que han evaluado favorablemente la relación del bienestar y la felicidad con respecto al sistema inmunitario, a
nivel neuroendocrino, o en relación al área cardiovascular.
A su vez, estar bien informados sobre uno de los
derechos fundamentales que el ser humano posee como es la salud, a través de información veraz, resulta significativo para poder
adquirir rutinas que influyan en nuestra calidad de vida.
Parte de un estudio presentado
en el mes de julio, elaborado por la Fundación
Salud 2000 en colaboración con la Asociación de Usuarios de la
Comunicación, "La participación de los ciudadanos en el cuidado de la salud" analiza qué comportamientos son
considerados por los pacientes y los ciudadanos como más saludables.
De él se
desprende que el 53,4% de la población general cree que una buena alimentación es el hábito más
importante que se debe mantener para prevenir enfermedades y mejorar la calidad
de vida, seguido del no fumar
(25,7%) y hacer ejercicio físico
(15,3%).
Tanto es así que las políticas Sanitarias actuales pretenden
–entre muchas otras- combatir el sobrepeso, los malos hábitos
alimentarios, el tabaquismo, y el
sedentarismo físico. Hoy es utópico, pero
quizás algún día llegue el momento, como sucedió en el alejado reino de Bután,
que las Políticas Sanitarias incluyan también
el tratar de ser felices.
Lo dijo ya el filósofo
y científico Griego Tales de Mileto considerado como uno de los Siete Sabios de Grecia que vivió entre los años 625 a. C. y
547 a. C, “La felicidad del
cuerpo se funda en la salud; la del entendimiento, en el saber”.
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